En la oscuridad la mano blanda
de largos dedos, totalmente blanca,
divisa una luz cálida, hogareña,
sostenida por una huesuda mano.
Al pasar el umbral de la luz
ya no había dolor ni tristeza.
La carne habías de perder
a cambio de una vida en la eternidad.
Deliciosa tentación ofrece la muerte.
Tan frágil es el hilo de la agonía.
Basta un solo momento en la vida
para irnos, seas culpable o inocente.
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