Tal vez con palabras pueda construirte.
Tratar de entender de que estas hecha:
si de rosas o algodón de azúcar,
si de abrazos o caricias.
Un hechizo de dientes
es tu sonrisa,
que se clava en mi pecho
y desnuda la mía.
Un suave grito de hojitas
se siente en tus manos
y yo en actitud de roció
quiero leer su historia.
Envuelto en tu cuerpo
perturbas mis males,
salpico mis molestias
y me vuelvo paz hecha carne.
Sé que cada día nuevo,
el cielo nos dará los buenos días,
los arboles bailaran el vaivén del viento
empapándonos del aroma
floral de invierno;
la vida nos tendera la alfombra dorada,
tejidas en rayos de sol,
que fueron primero acariciados
por la nubes que condensan sonrisas.
Y lo que este ahí en frente
no será malo,
será de la misma naturaleza
que tú:
una rosa que se
ofrenda al amor.
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