martes, 5 de diciembre de 2017

¿Cómo maquetar un periódico cultural?

Parece fácil, pero no lo es –tanto-. La cosa empieza con una reunión con el colectivo de escritores del que seas parte. Serás asignado para ser el diseñador del periódico, porque el anterior fue una persona no muy amable y hacia mal su trabajo, y porque estudias ingeniería en sistemas computacionales, lo que significa que ya sabes usar cualquier tipo de software para diseño de cualquier tipo (en serio, eso pensaban mis compañeros).
Aceptas tal cargo, no tienes tanto inconveniente porque aprendiste a hacer un periódico en el bachillerato, en una clase de informática. Conoces el software indicado para el trabajo y solo basta con que revises algunos tutoriales, para ponerte al corriente. Al día siguiente, ya tienes lista la plantilla y solo esperaras el contenido que se le agregara al periódico ese mes. Tus compañeros estarán asombrados, pero nada más.
Otras tres reuniones semanales pasaran, aún no te enviaran sus textos hasta que sea el último domingo, antes de la impresión del periódico. Toda esa mañana la dedicaras a acomodar el primer borrador, porque en la tarde serás citado por el coordinador para checar algunos detalles. Llega la hora de la cita, lo esperas en la librería donde se hacen las reuniones del colectivo, llega tarde. Le enseñaras tu progreso, le gustara. Al acabarlo, te das cuenta de que aún falta otro cuento, que hace falta para rellenar un gran espacio en blanco. Tu compañero, encargado de escribir ese cuento, al marcarle te lleva a buzón y te dira el coordinador que tendrás que esperar al día siguiente para agregar eso último. Tienes un poco de problemas con eso, pues la impresión es el martes.
El lunes despertaras algo estresado, tu compañero aún no envía su parte. La mañana avanzara, iras a la escuela, te iras a comer con unos amigos y justo antes de dar el primer mordisco a tu taco, recibes el documento electrónico y adjunto unas disculpas y agradecimientos por la paciencia. Acabas de comer, te sientas a trabajar. Después de algunos ajustes al texto, envías el borrador final a tu coordinador, él lo reenvía al grupo de chat del colectivo. Les dice a todos que tendrán una hora más para revisar por última vez el borrador. Te desesperas cada vez más.
“Oye, podrías quitar esa sangría que esta demás” un mensaje de este tipo, te llegara y harás el cambio rápidamente. Envías la versión final al grupo de chat, esperas a que no haya otra corrección que hacer y… pasa la hora y se envía el documento al director del periódico para su impresión. El director lo recibe, pero no responde, el estrés llena tu cuerpo.
Esa noche te vas a dormir, o harás como que duermes, pues tendrás pesadillas; soñaras que el periódico no se publica, te sentirás agobiado. En la mañana del martes, muy temprano, iras al puesto de revista y no encontraras el periódico, tendrás pánico. En todo el día pensaras en que no se imprimió y estarás muy estresado. Tu jornada en la universidad acabara. “No te preocupes, si se va a imprimir, ya veraz” te dirá tu amiga que también es parte del colectivo, desde mucho tiempo antes que tú. Te despides de ella y te bajas del urbano. Corres al puesto de revista y ahí lo encuentras, gris y arrumbado, casi como si se ocultara de ti. Primero lo hojearas y después lo pagaras, ¡si se imprimió! Correrás a la librería a contar la noticia y el estrés habrá desaparecido de tu cuerpo. Tus compañeros te elogiaran por el buen trabajo que hiciste, incluso alguno de ellos te darán un abrazo. Un rato después, te despedirás y te iras a tu casa a hacer toda esa tarea que tienes para el día siguiente, pero ya con un sentimiento de tranquilidad absoluta.

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